domingo, 30 de agosto de 2009

¡a volar!

Como ya está un poquito más grande, las últimas veces que Joaquín vino a visitarme se quedó embobado mirando el móvil de grullas del comedor, ¿lo recuerdan?


Así que ayer, después de meses de inactividad origamística, plegué papeles, pegué lentejuelas, enhebré cuentas, y he aquí el resultado... ¡para Joaquín!


En esa foto, las grullas aún no deplegaron sus alas y además están contra una pared, pero volando... ¡¡son hermosas!!



El aro tiene una reminiscencia navideña, porque lo único que tenía que hiciera ruido eran unas campanitas, pero bueno, no importa (¡éramos tan pobres, y agosto tan largo, ja ja ja...!) Para disimular, le pegué unos pompones artesanales que compré en Purmamarca:



En Humahuaca compré botones de cerámica (¡¡amo los botones!!) y los negros, ¿dónde fueron a parar?

¡Al chalequito de Lucía!

La modelo estaba por salir y obviamente el vestido no combina con el chaleco, pero ante mi insistencia no tuvo más remedio que posar para las fotos. Se supone que con ropa lisa debajo, debe apreciarse un poco mejor el punto:

¡Hasta prontito!

2 comentarios:

Diana dijo...

Hola amiga, que lindo que está ese móvil.. tengo tantas ganas de manejar origami y nada de tiempo para hacerlo..

Buena semana..

Ele dijo...

Hola Marisa! cada vez descubro mas actividades artísticas, no sabía del origami.
Te quedó hermoso, seguro le va a fascinar a Joaquin!!!
Que bueno que tu hija se deje sacar fotos, la mía huye!! Hermosisimo el chaleco! Besos Elena