Era una carterita de morondanga, pero para ir a la escuela... estaba bien...
Hasta que salí del aula con la alumna que se maquillaba mientras escuchaba música con los auriculares mientras yo explicaba mientras otras se pasaban papelotes con mensajes escritos con fibrón sobre lo que habían hecho el finde, y así, mientras la llevaba a la preceptoría...
Tajos y puteadas... ¡qué largos los cuatro años que me faltan!
1 comentario:
Uff... siempre me pregunto ¿qué hacer? Imagino sentimientos encontrados, pero sobre todo impotencia, bronca, tristeza y otra vez... ¿qué hacer? Cada vez más común, entrando a lo normal, casi acostumbrándonos a convivir con estas situaciones, aunque nunca dejan de causar pena.
Mis saludos...
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