Súper rápido, a ultraojímetro, un gorrito bien abrigado para Joaquín, que odia los gorros y tiene la costumbre de sacárselos...
Con su bufandita haciendo juego, aunque en la foto no se ve, los tejí anoche mientras mi hijo amasaba los ravioles caseros (¡¡no salió a la madre, ja ja ja ja!!). Hoy pasaron por casa y el gordini ya se había resignado al dichoso gorro:
¡No sé cuál es más lindo! ¡Si el padre o el hijo!
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