El almohadón me lo prestó la profe, Rosana, muy amable y paciente con sus alumnas. El tejido a bolillo es un trabajo muuuy minucioso; por ahora tengo que prestar mucha atención, pero pienso que voy a aprender, y me seduce la idea de tejer encajes para alguna prenda, la que sea. Sé que podría ir a la mercería y comprar una hermosa puntilla, pero el trabajo hecho con nuestras propias manos tiene otro encanto, es más valioso, ¿no lo creen así?
Hasta ahora, sólo aprendí los dos puntos más sencillos:
No se ve muy bien porque es muy chiquita, muy angosta la puntilla, ya que sólo estoy trabajando con doce bolillos. La cantidad depende del ancho de la prenda. El ancho de una toalla, por ejemplo, llevará unos... ¡¡cien bolillos!
No pretendo llegar a tanto, aunque... bueno, soñar no cuesta nad, ja ja ja...
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