Ariel

Ariel era infantil y tierno, sensible y divertido como todos los adolescentes. Era robusto, se vestía siempre de negro, un oso con corazón de niño.

Ariel y mis hijos se conocieron en primer año del secundario. Tejieron una profunda amistad, con él y otros compañeros, durante todo el ciclo básico y los años del magisterio. Y a fines del año pasado se recibieron de Maestros Nacionales de Dibujo.

No se habían ido de viaje de egresados al terminar quinto año porque sentían que no terminaban su carrera, ya que continuarían en la misma escuela hasta ser maestros. Por eso decidieron irse juntos de vacaciones, por su cuenta, los seis que eran tan amigos desde los trece años: Antonella, Nancy, Nayla, Ariel, Javier y Mariano. Se sumó al grupo Daiana, la novia de Mariano.

Organizaron su viaje, ahorraron lo que pudieron más lo que los padres pudimos aportar, y partieron el 6 de enero hacia Córdoba, felices y deseosos de concretar ese viaje-despedida que marcaba el inicio de caminos diferentes para cada uno.

El siete de enero, a causa de un terrible accidente del micro en que viajaban, murió Ariel en el hospital de Arrecifes. Dulce Ariel, te recuerdo y la angustia se me instala como siempre, en la garganta.

Hoy a las 20 hs será la ceremonia de apertura de una muestra que organizaron sus amigos en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, allí donde todos ellos se conocieron y compartieron siete años de sus vidas.

Expondrán obras de Ariel y obras propias en su homenaje. Javier hizo una instalación con cuencos de cerámica y espejos, que ya está en la escuela, y Mariano una obra en técnica mixta que hoy está colgada en casa, en espera de ser trasladada. Lucía, que no era compañera pero sí amiga, y que a partir de este año concurre a la misma escuela, leerá unos poemas de Miguel Hernández.

Gracias, Ariel, por haberte acercado a mis hijos. Gracias por haberme regalado tantas veces tu compañía y tu presencia alegre. Te queremos mucho.